("Orfeo y Eurídice", de Camille Corot)
Impaciente
por quitar sombras
al
rostro del amor
encontrado
después de cruzar
el
averno,
navegar
con Caronte
como
dueño de su destino,
embelesar
a ser mitológico
con
sonido celestial
que
de sus dedos
surgía
al sostener su lira
único
rastro
de
su presencia en mundo humano
por
caer en la trampa
de
ver antes de tiempo.
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