El
frío nos rodea.
Dos
extraños esperando
en
una acera perdida
sin
un hilo para acercarnos,
la
excusa para atrapar el calor
de
una sonrisa en tus labios.
Notando
la mirada,
envidiosa
del viento
que
acaricia tu piel.
Grabando
tu imagen
para
recorrerla en sueños.
Mientras
acumulo fuerzas
para
que mi mano
distraída
se
decida a tocarte.
Romper
el miedo
a
que desaparezcas
al
roce de mis dedos.
Deseosa
la piel
del
recuerdo del tacto cálido
para
hacerte inmortal
en
esas letras que escribiré mañana
recordando
este momento
pequeño
instante de nuestras vidas
en
que compartimos destino.
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